La menopausia es el período de vida de la mujer que se extiende entre los 50 y los 81 años, que es, actualmente, nuestra expectativa de vida. Conlleva unas consecuencias fisiológicas, como la declinación de la secreción de estrógenos por pérdida de la función folicular. El ejercicio en esta etapa juega un papel fundamental para la salud femenina.
La actividad física es de los pocos medios que estimulan la formación de huesos, algo muy importante durante la menopausia. El tejido óseo es un elemento vivo y hay que tratarlo de forma que el cuerpo mantenga la densidad ósea que necesita en cada momento.
Para ganar hueso, es necesario realizar un programa de ejercicios osteogénicos o formadores de hueso. Dicho programa debe estar compuesto por una actividad diversa y vigorosa, pero no repetitiva, y a su vez debe ser entretenido para garantizar su cumplimiento. Está comprobado que el ejercicio aeróbico aumenta la frecuencia cardiaca máxima en la mujer y ayuda a la formación de huesos, además de aportar calcio y vitamina D.
Diversos estudios han demostrado que las mujeres que realizan ejercicio de forma habitual tienen una densidad ósea óptima, dentro de los parámetros considerados como normales. Hoy día, sabemos a ciencia cierta qué tipo de entrenamiento es el más beneficioso para mejorar estos aspectos. Entre ellos, se destacan actividades como caminar, ir en bicicleta, la natación, el aquagym, el pilates, el yoga, el taichí, la danza del vientre o el trabajo con pesas.
Es importante tener en cuenta que no se debe llegar a la vigorexia ni a una práctica excesiva, sino cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, ya que durante la menopausia es fundamental realizar ejercicio.




