Patologías
Artrosis

La artrosis, también llamada osteoartritis, es un problema que afecta a las articulaciones y se produce principalmente por factores mecánicos, tanto en personas jóvenes sobre todo por la práctica deportiva como en pacientes mayores debido a desgaste articular. Su principal síntoma es el dolor. Es una enfermedad muy frecuente en la población: hasta el 37% de las personas mayores de 60 años la padecen. Se estima que alrededor de 46 millones de personas la sufren en la actualidad, y que este número podría llegar a 70 millones en el año 2030.
La artrosis provoca dolor y deformidad en las zonas afectadas, lo que puede condicionar de forma importante la calidad de vida de quienes la padecen.
Las articulaciones son las zonas donde se unen dos o más huesos, que están cubiertos de cartílago (un tejido que facilita el deslizamiento entre los huesos) y rodeados por una
cápsula articular. La artrosis es un proceso lento y progresivo que deteriora estas articulaciones con el tiempo.
La inflamación cumple un papel clave en su desarrollo porque afecta a varias estructuras de la articulación, entre ellas el hueso subcondral, que es la parte del hueso justo debajo del cartílago.
El hueso subcondral soporta entre el 30% y 50% del impacto que sufren las articulaciones y, además, sirve como vía de comunicación con el cartílago mediante canales que permiten el intercambio de nutrientes y señales. Por eso, si el hueso subcondral sufre daños (como microfracturas, inflamación o cambios en su estructura), puede empeorar la salud del cartílago y favorecer la progresión de la artrosis. De hecho, la teoría más aceptada hoy en día es que el inicio de la artrosis se produce como consecuencia del deterioro del hueso subcondral.
La artrosis puede abordarse desde un punto de vista médico mediante el uso de fármacos, a través de procedimientos que actúan directamente en la articulación (intra articulares) o en el hueso subcondral (intra óseos), e incluso llegar al reemplazo quirúrgico de la articulación con prótesis cuando la enfermedad está muy avanzada y se han agotado los tratamientos menos invasivos respetando el mayor tiempo posible la propia articulación siempre que se pueda controlar el dolor y la función articular.
Entre los tratamientos más habituales se encuentran los medicamentos orales, como analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
- Corticoesteroides: utilizados de forma puntual actualmente, ya que se cree que favorecen el deterioro del hueso subcondral y por tanto podrían empeorar la artrosis a largo plazo.
- Ácido hialurónico: es frecuente administrar infiltraciones intra-articulares de ácido hialurónico, sobre todo en fases muy iniciales, ya que ayudan a aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Suero autólogo rico en citoquinas: mediante esta técnica se consigue, a través del procesado de la sangre del paciente, separar un concentrado rico en citoquinas (que son sustancias mensajeras entre células) en su mayoría anti-inflamatorias. Este procedimiento utiliza únicamente la sangre del paciente sin ningún tipo de fármaco asociado ni probabilidad de rechazo. Está indicado tanto estadíos iniciales como avanzadas.
- Plasma rico en plaquetas
El plasma rico en plaquetas (PRP) es un derivado de la sangre del paciente que contiene abundantes plaquetas, las cuales contienen numerosos factores de crecimiento que favorecen la salud articular. Estos tratamientos se utilizar desde fases iniciales hasta las más avanzadas,
existiendo dos formas de aplicación:- Plasma rico en plaquetas intra-articular: Las inyecciones intra-articulares de plasma buscan promover respuestas protectoras en las células del cartílago y en las membranas articulares gracias a los factores de crecimiento de las plaquetas.
- Plasma rico en plaquetas intra-óseo: a través de la administración intraósea del PRP asociada al tratamiento intra-articular se consigue alcanzar no sólo la superficie del cartílago y de las membranas articulares, sino también el hueso subcondral
(región inicial de la artrosis), logrando de esta forma trasladar al hueso el efecto beneficioso de los factores de crecimiento plaquetarios y mejorando la función de
esta estructura soporte del cartílago. En nuestra práctica clínica utilizamos la técnica INOCA para la aplicación del PRP intra-óseo.
Desarrollada por el doctor Antonio Ríos Luna y colaboradores, el protocolo INOCA es un procedimiento mínimamente invasivo que, gracias a al guiado ecográgico, permite seleccionar el punto de entrada adecuado e inyectar el PRP con seguridad y precisión directamente en el hueso subcondral.
Esta técnica ha demostrado ser segura y eficaz para reducir el dolor articular en pacientes con artrosis. Además, permite administrar el PRP de forma ambulatoria (sin necesidad de ingreso hospitalario) con anestesia local y con mínimas molestias para el paciente.